A veces no entiendo...

A veces no entiendo este destierro,
mi caminar por las calles sin rumbo
oliendo, como un perro, cada esquina
para comprobar que son parte de mi,
de mi geografía cotidiana.

Tampoco entenderé que las farolas
se me queden mirando, extrañadas,
cada vez que paso cerca de ellas.
¡Como si no me conocieran de nada!
Cuando estoy harto de saludarlas
por las noches sin nada a cambio,
ni un achuchón, ni un solo beso.

Reinando este caos existencial,
dioses, políticos y bobos
es lógico que nos vengan imponiendo
restricciones a nuestra libertad. Ellos
que ni beben, ni fuman, ni follan
en algo tendrán que emplear el tiempo .

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