Volar debería ser
algo tan normal como
dormir
cagar
comer
fornicar
qué se yo...

Me gusta volar,.
Estiro mis alas un poco
y me lanzo a aire,
sin miedo.
(superada la primera hostia
es una maravillosa sensación
la que siento en el hospital
oteando las nalgas de la enfermera.)

Los pájaros me miran asombrados,
cuando me ven pasar veloz.
No tanto los hombres,
acostumbrados como yo
a vuelos de diversas índole.

A veces, cuando estoy
de buen humor, los saludo:
¡hola buitre!
¡hola helicóptero!
¿Nos echamos una carrerita?

Algunas millas más tarde
saludo a las nubes leves
son mi preferidas
porque cambian de forma
caprichosamente.
Masas de algodón libre,
imaginación.
¡Que blanditas!

Ya un poco más sobrio
me pregunto
¿a qué tanto destino
cuando todo apunta
a que esto es finito?

Estos filósofos
al final nos cortan las alas
y nos vamos...
felizmente tuertos.

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