noche

Tu savia a la mía
la colma de pasión
donde mis pies se extinguen,
como raíces,
en la suavidad de la escarcha.

La muralla que forma el norte
con el sur de nuestros deseos
es una maraña de habilidades
que nos describen de forma engañosa.

¡Suerte,
de estallar en el olvido!

De dormir al olor de la montaña
donde el autillo
hace memoria de los muertos.

En mis ojos,
tus lágrimas caminan emocionadas,
como signo oblicuo de correspondencia.

Y olía,
olía tus manos
como se huele una piel
después del último sexo.

Renato Vega[/quote]

1 comentario:

YA NO EXISTO dijo...

Y olía,
olía tus manos
como se huele una piel
después del último sexo.


mmmm, esto si es profundo,me encanta...